Tras mostrarme todo esto, el 29 de marzo de 2005, otro terremoto de 8,7 en la escala richter y en la misma zona que donde surgió todo, en Yakarta, dieron el aviso de un posible maremoto, por lo que tuve que ir al interior de la india para evitar cualquier problema.
Todo hay que decir, que yo no sufrí nada tal como les pasó a la familia que se relata en la película Lo Imposible.
Juan Antonio Bayona relata el transcurso de ese día catastrófico con unas impresionantes escenas del tsunami, donde vemos como el agua arrastra a los protagonistas, como los zarandea, como todo el material que se arrastra con el agua se convierte en metralla que golpea los cuerpos sin compasión y que a pesar que eso fue en unos segundos, la angustia a las horas, los días posteriores, puede ser aún peor.
Bayona lleva al espectador a sufrir con la familia protagonista que se dispersa con el tsunami, pero al menos llegan a un final feliz. También nos cuenta todo lo que rodea, los hospitales abarrotados, lo que sufrieron muchas otras familias que no tuvieron tanta suerte, la dispersión. Y lo fuerte que es el ser humano ante estás circunstancias tan atroces. Una puntualización es que cuando no te toca, te puedes comportar de diferente modo. Es decir, una familia que sale entera que no sufre nada a pesar de estar en medio de todo, son más hipócritas y no ayudan en nada.
En resumen, es un filme de pura sensación de angustia, muy dura. A la memoria de esos 250.000 que fallecieron en el tsunami.